Niños sobreestimulados: cómo la tecnología ha transformado la infancia
Hoy, un niño de diez años ha recibido más estímulos que la humanidad en los últimos 40 mil años. ¿Cómo afecta esto su desarrollo y aprendizaje?
Ser niño hoy significa estar expuesto constantemente a demasiados estímulos: entre los medios de comunicación y otras nuevas tecnologías que permiten el acceso a internet casi en cualquier momento y lugar, a muchos les resulta difícil concentrarse por mucho tiempo y encuentran la escuela “aburrida”.
De hecho, muchos menores de entre dos y cinco años tienen más habilidades para usar computadoras, smartphones y navegar en internet que para nadar, abrocharse un botón, cerrarse el abrigo o andar en bicicleta, de acuerdo a un estudio realizado por la firma AVG Technologies.
Según la encuesta que respondieron 2 mil 200 madres de Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, 19% de sus hijos eran capaces de usar una aplicación de smartphone, pero sólo 9% podían atarse los zapatos; 25% sabía abrir una ventana en un navegador de internet mientras sólo 20% nadaba sin ayuda.
En los años recientes los dispositivos con internet como tablets y smarphones han sustituido a la televisión como alternativa de entretenimiento e, incluso, niñera electrónica.
De acuerdo a un estudio realizado en América Latina por el canal de televisión Cartoon Network, los niños de seis a 11 años navegan en promedio dos horas por día, entre tres y cuatro días a la semana.
Padres ausentes, tecnología demasiado presente
A esto se suma la situación familiar: la mayoría de los pequeños crecen con la ausencia constante de sus padres debido a cuestiones laborales. Al mismo tiempo, se enfrentan con una exigencia muy alta por parte de sus papás y maestros tanto en la escuela como en las actividades extraacadémicas.
Los horarios demasiado saturados y la constante presión de su entorno para que sean los mejores y cumplan con diversas actividades pueden ocasionar trastornos de conducta. “Vemos niños que están agotados en la escuela, durmiendo en clase, enojados e irritables”, y sus reacciones emocionales también se alteran en el hogar.
“En otros casos los niños están jugando en la escuela durante las clases o al momento de hacer tareas”, ya que el juego es parte natural de su desarrollo y necesitan llevarlo a cabo en algún momento, afirma Brenda Rodríguez, maestra en terapia familiar integral, especialista en psicoterapia de niños y adolescentes.
Cómo el uso temprano de la tecnología modifica nuestro cerebro
Muchos padres sienten que sus hijos son muy inteligentes porque son capaces de usar dispositivos electrónicos, pero enseñar a los niños a realizar tareas demasiado complejas antes de su “sistema esté preparado para llevarlas a cabo, puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida”, según miembros del grupo de investigación en Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada, coordinados por la psicobióloga Milagros Gallo.
Este fenómeno puede deberse a dos motivos: por un lado, que la persona se bloquee emocionalmente, o que el sistema de la memoria se modifique. “En ambos casos, el resultado es el mismo: se aprende peor si nos han enseñado empleando técnicas complejas antes de que el cerebro se haya formado adecuadamente”, explica Gallo.
El filósofo alemán Christoph Türcke ha dicho que “la hiperestimulación de nuestra cultura audiovisual ha dado lugar a un régimen de atención caracterizado por la ‘distracción concentrada’ ”. A la larga, esta situación afecta la capacidad de los niños para perseverar en tareas, recordar y construir frases claras.
Por ello “el acercamiento a la tecnología debe ser dirigido y acompañado”, señala la psicóloga Alma Rosa Hernández, terapeuta con orientación psicoanalítica y maestra de educación preescolar. Los padres, deben organizar el tiempo que sus hijos utilizarán la computadora u otros dispositivos, y supervisar el contenido que se verá.
Sobre todo, “los dispositivos electrónicos no deben reemplazar la atención y presencia de los padres”, destaca la experta, ya que es un hecho que la calidad de las relaciones de apego con los cuidadores durante los primeros años de vida es determinante para el desarrollo cognitivo del niño.
6 consejos para evitar sobreestimular a los niños
Si el mundo actual parece girar demasiado rápido y estamos en todo momento expuestos a más información y opciones tecnológicas que nunca antes, ¿es posible evitar que esto afecte negativamente el desarrollo de los pequeños? Aquí hay algunos consejos de tres expertas en desarrollo infantil para conseguirlo.
“El uso indiscriminado” de técnicas de estimulación temprana no ayudará a que tener súper niños, sino que puede producir “falta de atención, hiperactividad y en ocasiones poca tolerancia a la frustración”, advierte. Si los menores no tienen ningún tipo de trastorno, los padres “sólo deben favorecer su independencia. Por ejemplo, si el niño no gatea pero nunca se le deja en el suelo, no desarrollará la habilidad”.
2. Contar con tiempo desestructurado. Alma Rosa Hernández, quien ha trabajado como terapeuta con niños y adolescentes, subraya que los pequeños “requieren tiempo libre para jugar, interactuar con otros niños, dibujar o hacer lo que les agrade más”. La mejor forma de saber cuáles son sus actividades favoritas es “observándolos, platicando con ellos, conociéndolos”. Además, el tiempo de juego es una gran oportunidad para los padres de fortalecer los vínculos afectivos con sus hijos.
3. Disfrutar de la naturaleza y actividades al aire libre. Algunas ideas que la psicóloga Brenda Rodríguez da para pasar tiempo de calidad y permitir a los pequeños aprender a disfrutar y apreciar el entorno son jugar a separar semillas mezcladas en un recipiente; pasear en triciclo o bicicleta por un parque, o cultivar plantas y hortalizas en casa.
4. Proporcionarles una alimentación adecuada. “La deficiencia en nutrición puede ser factor que determine diferencias en cuanto al desarrollo” físico e intelectual, apunta Alma Rosa Hernández. Por ello “la dieta de los niños deberá incluir agua suficiente, proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales”.
5. Limitar el uso de dispositivos electrónicos. Es necesario equilibrar el tiempo que pasan con la tecnología con otras actividades importantes para su desarrollo como el ejercicio físico y la convivencia social. También es recomendable que en su recámara no tengan acceso a la televisión, tablets o consolas de videojuegos a la hora de dormir, ya que estos estímulos pueden dificultarles conciliar el sueño y afectar la calidad de su descanso.
6. Fomentar en ellos el asombro. Una de las cosas más importantes es brindarles la oportunidad de “conocer, experimentar, hacer, deshacer y transformar por sí mismos”, señala Hernández.
“Los niños desde que nacen tienen interés de explorar y aprender, lo único que debemos hacer los adultos es no entorpecer su naturaleza” y permitirles tener.
Fuente: Univision
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